miércoles, 28 de septiembre de 2011

La isla de Pascua







Seguramente la sensación que sentiría cualquiera de nosotros cuando estuviera delante de los gigantes de piedra que habitan la isla, no fuera tan diferente a la misma que experimentaron los navegantes holandeses, que un domingo de pascua de 1722, descubrieron los enormes moais para el resto del mundo. Curiosamente los nativos denominaban a la isla "Rapa Nui" o Te Pi to o Te Henua que significa ombligo del mundo.

El astrofísico español Belmonte y el antropólogo chileno Edmundo Edwards iniciaron hace algunos años unos estudios que dieron como resultado unos sorprendentes descubrimientos. Mediante la entrevista a los actuales guardianes de la tradición isleña, los rapanuis, consiguieron la información de ciertas leyendas ancestrales que vinculan a Pascua con las estrellas, en concreto con la constelación de las Pléyades. Belmonte y Edwards, que viven buena parte del tiempo en la isla, también descubrieron que los antiguos rapanuis habían cartografiado el cielo visible desde la isla, bautizando a las estrellas más importantes y logrando un sorprendente conocimiento astronómico que empleaban en la construcción de los ahús, en sus ceremonias o a modo de marcadores de épocas y estaciones.
Los antiquísimos relatos de los ancianos se referían de forma recurrente al cúmulo estelar de las Pléyades y a las tres estrellas del cinturón de Orión, que conocían por los nombres de Matariki y Tautoru respectivamente, Matariki no solo era clave porque su salida al amanecer en la primera luna de invierno, la del mes Anakena, indicaba el principio del año. También porque su primera y última visión a la caída de la tarde marcaban los extremos de la estación de Hora Nui. Esta temporada era la mejor del año, pues era cuando comenzaba la temporada de pesca, se hacían grandes rituales frente a los moais y la guerra estaba prohibida.


Cuenta la leyenda en la isla que el sueño del artesano favorito del rey fundador de Pascua Hotu matu'a, se veía constantemente interrumpido por la aparición de su padre fallecido, de modo que no podía descansar. Tal era su deterioro físico que el hechicero del monarca le recomendó que tallase una efigie de su progenitor de piedra volcánica y la colocase frente a su casa. Solo así poseyendo la figura al espíritu que lo molestaba lograría dominarlo. Esta tradición acabó extendiéndose por toda la isla, dando lugar a la elaboración de los numerosos moais que la pueblan.
Otra teoría que existe en la isla es que los Moais son la fiel representación de los primeros pobladores de la isla. Thor Heyerdahl, el famoso explorador e investigador noruego, defendía que estos eran navegantes procedentes de costas americanas. Estaba convencida que un grupo de viracochas -los misteriosos hombres blancos que instruyeron a numerosas culturas americanas como la inca o la azteca, según sus tradiciones- habían logrado atravesar el Pacifico con balsas de madera impulsadas por velas, colonizando las islas del pacifico, entre ellas Pascua, alrededor del 500 d.C. Precisamente con este tipo de embarcación, fabricada de igual modo y con los mismos materiales de hace 1500 años, el noruego consiguió recorrer las 4300 millas que separan el puerto peruano de Callao. Esto ocurrió en 1947 y desde entonces muchos otros especialistas se han sumado a esta teoría.
En el mismo sentido apuntan otras leyendas muy extendidas que aseguran que los primeros pobladores habían llegado de una tierra muy cálida en dirección al sol naciente, de la que traían plantas autóctonas, algo plausible puesto que en la isla se hallan plantas originarias de américa como la patata dulce o el algodón.

¿Cómo se transportaban los Moais?

En el volcán Rano Raraku se encuentra la cantera en la que se tallaban los moáis. Sus fabricantes delineaban en la roca el futuro moai y luego comenzaban a moldearlo, dejando siempre una quilla que unía la espalda del gigante con la piedra. Una vez terminado se removía y se deslizaba ladera abajo. En el llano había un foso sobre el que colocaban la escultura para poder tallarle la espalda. Hasta aquí está todo muy claro, pero el gran misterio es como los transportaban desde el Rano Raraku hasta los ahus repartidos por la isla, recorriendo a veces decenas de kilómetros por un terreno muy accidentado. Se han intentado explicar con varias teorías muchas de las cuales fallidas y otras puesta a prueba como la de desplazar el moai en un trineo (Los moais miden una media de 4 metros de altura y pesan 10.000 kilogramos) solo pudieron moverlo 200 metros sobre un terreno llano, ya que el trineo acababa cediendo. Para los actuales rapanuis la respuesta se encuentra en sus tradiciones, según las cuales el rey y los sacerdotes desplazaban los moáis con el mana, un poder sobrenatural que ellos detentaban, y con el que hacían caminar erguidos a los gigantes sin que nadie los tocara. Aunque parezca increíble investigadores de la talla de Francis Maziére defendieron la autenticidad de dicha tradición, al no hallar otra explicación racional.

Pero sin duda el moai que más llama la atención es el de mayor tamaño de todos, el GIGANTE ¡mide nada más y nada menos que 22 metros y pesa 250 toneladas! Este se halla todavía unido a la roca por la espalda y esta tallado en roca de traquita un tipo de piedra más duro que la Toba, que es el material utilizado para los moais.

Como último dato os aporto la leyenda fundacional de la isla:

 Cuenta la leyenda que el dios Make-Make (deidad que no tiene similitud con ninguna otra en el mundo, lo que constituye otro enigma) se apareció en sueños a Hau Maka, el sacerdote más importante de la enorme isla de Hiva, cuyo emplazamiento se desconoce a día de hoy. Make-Make le dijo al sacerdote que la tierra en la que habitaba iba a ser tragada por las aguas, acabando con toda la población. En cuanto despertó aviso al rey Hotu Matu'a (el mismo que mencioné anteriormente) quien le encargo a su hechicero la misión se encontrar otro lugar habitable en el que refugiarse. Según continua la leyenda el hechicero Hau Maka provoco que su espíritu se liberara del cuerpo que tras sobrevolar varios islotes halló uno en el que comenzar de nuevo. El monarca envió a sus siete hijos a la isla que tras múltiples avatares consiguieron desembarcar en ella.
 La tradición asegura que esos primeros siete exploradores, están representados por los siete moais del Ahu Akivi (foto de abajo) curiosamente son de los pocos moais que existen orientados al mar.




Documentales


Parte 1 de 6 , las demas puedes encontrarlas en el menu de la derecha de la pagina de youtube



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